Cuando empiezas a intuir dificultades para quedarte embarazada


Tú y tu pareja ya lo tenéis decido, habéis visitado a vuestro médico, abandonáis cualquier método anticonceptivo que pudieseis estar utilizando y día tras día buscáis ese embarazo tan deseado.

La vida humana comienza de un modo que, en un principio, no parece tan complicado: uno de los ovarios expulsan cada mes un óvulo, al mantener relaciones sexuales regularmente, propiciaremos a que miles de espermatozoides masculinos naden a toda velocidad al encuentro de ese óvulo y el que primero lo alcance, sólo tiene que atravesar su membrana y éste será fecundado. 

Todos conocemos parejas a las que el concebir un hijo les resulta muy sencillo, una vez que dejan de utilizar métodos anticonceptivos, lo consiguen en muy poco tiempo, algunas de un modo inesperado y sin ni siquiera buscarlo. Sin embargo, esto no es lo más habitual.

Según estudios llevados a cabo y según podemos comprobar día a día a nuestro alrededor o en nosotras mismas, sin ir mucho más lejos, las posibilidades reales de que una mujer se quede embarazada no son muy altas. Muchas veces, la idea tan popular de que es muy fácil quedarse embarazada, además de incierta, puede llegar a convertir el camino de la concepción en algo muy estresante.

A nuestro alrededor vemos como  amigas de la infancia, vecinas y demás conocidas van teniendo hijos. Los años van pasando y familiares y amigos empiezan a plantear  las típica preguntitas de tipo de “¿cuándo pensáis aumentar la familia”? “como sigáis así, se os va a pasar el arroz” “que los hijos hay que tenerlos de jóvenes, que después vais a parecer abuelos en lugar de padres”... Al principio, no pasa nada, pero poco a poco se van produciendo situaciones incómodas en el caso de que la pareja estén buscando un embarazo durante un tiempo y vea que no puede lograrlo.

 La ilusión que produce la llegada de un bebé, apenas puede ser comparada con cualquier otro hecho, y esa ilusión va desapareciendo a medida que transcurren los meses y en uno tras el otro va llegando puntualmente la regla (en muchos foros de internet que tratan esos temas de infertilidad le llaman “la guarry”). La pareja, especialmente la mujer comienza a estudiar concienzudamente sus tablas de fecundidad, cómo evoluciona su moco cervical o el cuello del útero, con el único objetivo de conocer cuáles son sus días fértiles y así mantener relaciones sexuales durante esa etapa de su ciclo para poder quedarse embarazada. Todo aquello que antes era mantener relaciones sexuales por el simple hecho de hacer el amor y poner en ello toda la ilusión para concebir un bebé, se van convirtiendo poco a poco en relaciones sexuales programadas, con el único objetivo de concebir ese bebé tan deseado. Todo esto hace que la preocupación y ansiedad aumenten, al ver que el deseado embarazo no llega. Poco a poco, las ilusiones y los intentos fallidos, pueden convertirse en situaciones frustrantes que llevan a cualquier pareja a estados de tristeza, nerviosismo y frustración.

Algunas veces, la larga espera provoca que el desgaste físico y mental para la pareja sea muy alto. En muchos casos llega el desaliento y  el desánimo, y ese temor junto con las angustias que esta situación produce, empiezan a manifestarse a nivel físico y psíquico. Como consecuencia, se diagnostican muchos casos de depresión, materializadas en reacciones de malhumor y  llantos frecuentes,  donde la mujer no sabe muy bien lo que le ocurre, su sensibilidad está flor de piel y cual pequeña cosa supone un motivo para manifestar tensión y malestar. 

En estos casos, como regla general, la reacción y  comportamiento de dos miembros de la pareja son diferentes. En el caso de las mujeres que transcurrido el tiempo no logran quedarse embarazas suelen sentirse tristes y decepcionadas y, en muchos casos culpables por no poder dar un hijo al matrimonio. Sin embargo, los hombres suelen mostrar que no tiene tanta importancia, con el objeto de animar a su pareja que está pasándolo tan mal.

Sin embargo, una reacción común a los dos miembros de la pareja es el hecho de tratar de ignorar los motivos que les están impidiendo poder concebir, en muchas ocasiones porque intuyen que uno de los dos, o quizás los dos pueden tener algún problema, y eso arrastraría a una culpabilidad añadida, junto con una serie de pruebas y tratamientos que prefieren evitar. Esto es especialmente complicado en el caso del hombre, que siente que se podría estar cuestionando su masculinidad, si se concluye que existe algún problema con sus espermatozoides o con su aparato reproductor.

Los problemas de fertilidad, si no cuentan con el tiempo y el diagnóstico apropiado, van a dificultar que se consiga un embarazo, por ello es importante que se consulte con un especialista, que estudiará los diferentes factores que pueden estar afectando a la infertilidad de la pareja, entre los que podemos destacar la edad o los antecede clínicos pertinentes si no se logra el embarazo después de transcurrido un año de intento (tiempo que se reduce en caso de que la mujer haya cumplido los 35 años de edad) ya que especialistas en el tema afirman que la mayoría de las mujeres sanas logran concebir una vez transcurrido un año de haber iniciado la búsqueda del embarazo.

 En USA, un 10% de las mujeres con edades comprendidas entre los 15 y los 44 años, tienen dificultades para poder concebir o para lograr llevar a término su embarazo. Como vemos, la dificultad para concebir es algo muy frecuenta y, muchas veces, poco comprendido que afecta en la misma proporción tanto a hombres como a mujeres y sus causas van desde factores físicos, emocionales o incluso psicológicos (estrés, incertidumbre, depresión...).